viernes, 3 de mayo de 2013

Las cosas que nunca debes decir a una madre que da el pecho (o el biberón)

Hay muchos temas polémicos en la maternidad pero el que quizás genere más debate es el referido a la crianza del bebé. Las mujeres, como mamíferas que somos, siempre hemos amamantado a nuestros hijos (o alguna mujer lo hacía por nosotras).

Fue a partir de los años sesenta con la llegada de la «liberalización» de la mujer que se confundieron muchos conceptos y se trasmitió a estas que no dar la teta era un síntoma más de libertad junto con su incorporación al trabajo y la llegada de la planificación familiar. 

La consecuencia más inmediata es que, de manera progresiva, pediatras y madres comenzaron a no dar el pecho y muchos personas nacidas a finales de los sesenta y setenta, e incluso ochenta, se criaron sólo con biberón. Desde hace ya más de una década las cosas han vuelto a su forma más natural, es decir, el pecho y muchos expertos se dedican a fomentar de nuevo lo que es la mejor alimentación para el bebé, teoría avalada por la OMS.


Si uno se para a pensar en cómo funciona la lactancia materna se da cuenta cuán perfecto es el cuerpo humano. No existe ninguna fisura en esta alimentación salvo, claro está, que la madre esté gravemente enferma. Es más, a nadie se le escapa que incluso muchas mujeres del tercer mundo que viven en condiciones paupérrimas en la pobreza más absoluta, incluso ellas ofrecen lactancia materna.
A pesar de la perfección del mecanismo la lactancia tiene un alto índice de fracaso en nuestra sociedad y las claves están en la desinformación y en muchos mitos que han pasado de las que ahora son las abuelas de los bebés a las madres. 

Lo cierto es que una mamá que decide dar el pecho y que toma su decisión como adulta que es, debería ser respetada y apoyada por su entorno. Y esto significa que los comentarios que se refieran a su lactancia materna, deberían ir encaminados en ese sentido. Sin embargo las mamás lactantes suelen escuchar muchísimas críticas que minan su confianza, les hacen sentir mal, les hacen dudar de su capacidad de lactar e incluso les hacen abandonar la lactancia.


Las críticas gratuitas casi siempre son molestas, pero en el caso de las mamás lactantes pueden llegar a ser muy desestabilizadoras porque en el periodo de puerperio (que según algunos autores puede durar dos años) las hormonas están bastante alteradas y ocurren grandes cambios a nivel físico y emocional, lo que impide que la madre pueda recibir las críticas de manera “constructiva” y responder ante ellas con su nivel de raciocinio habitual. Todo esto, suponiendo que las críticas vienen con buena intención...
Así que si conocéis a alguna mamá que ha decidido amamantar a su hijo y no sabéis qué decir al respecto, mejor no digáis nada.

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